La visión de soldados estadounidenses muertos arrastrados por las calles de Mogadiscio supuso un punto de inflexión en una de las intervenciones más sonadas de Estados Unidos en África.
Las imágenes, difundidas en todo el mundo, indignaron a muchos.
En octubre de 1993, las tropas de élite estadounidenses lanzaron una desastrosa incursión en la capital somalí, Mogadiscio.
Su objetivo era capturar a los principales aliados del poderoso señor de la guerra somalí, el general Mohamed Farah Aideed. Pero las fuerzas estadounidenses encontraron una feroz resistencia por parte de la milicia de Aideed.
Dos helicópteros Black Hawk estadounidenses fueron derribados.
En la batalla que siguió, se estima que murieron cientos de somalíes. Unos 18 estadounidenses y dos soldados de la ONU murieron.
En ese momento, Estados Unidos lideraba una misión de la ONU para acabar con la guerra civil y la hambruna en Somalia.
En seis meses, Estados Unidos había retirado sus fuerzas de Somalia. La percepción del fracaso de la misión somalí hizo que Estados Unidos desconfiara de intervenir en las crisis africanas.
Abdulaziz Ali Ibrahim trabajaba entonces con la ONU en Somalia y vivía en una casa a 700 metros del lugar donde se estrelló el primer helicóptero.
Testigo: Las historias de nuestro tiempo contadas por las personas que estuvieron allí.