Ojeando un viejo ejemplar de Runner’s World, como suelo hacer en ocasiones, me encontré con un artículo sobre el intento de Adharanand Finn de correr una milla en 5 minutos. El autor de Running with the Kenyans había sido un decente corredor de media distancia en su adolescencia y, habiéndose centrado en el maratón de adulto, quería comprobar si aún quedaba algo de la antigua velocidad en pista.
Cuando se trata de la milla, el famoso dígito es, por supuesto, el 4. Hace ya 65 años que Sir Roger Bannister rompió la aparentemente imposible barrera de los 4 minutos para la distancia. No ha existido esa mística en torno a la milla de 5 minutos por la sencilla razón de que, para los corredores de élite o incluso para los de clubes decentes, es una hazaña eminentemente alcanzable.
Sin embargo, una de las muchas cosas buenas que tiene el correr es su capacidad de amoldarse a tus propias ambiciones, por grandes o pequeñas que sean. Y es por eso que durante las últimas tres semanas, he estado entrenando para una milla sub-5. Si la milla sub-4 es la maratón sub-2 de su época, yo diría que la milla sub-5 es el equivalente en media distancia de la maratón sub-3: un reto difícil que, sin embargo, está al alcance de los hombres rápidos y de las mujeres muy rápidas.
Incluso si la distancia de la milla en sí misma no despierta tu interés, los beneficios de las distancias más largas son una razón convincente para intentarlo. Cuanto más rápido sea tu tiempo en la milla, más rápida será tu velocidad de crucero», afirma Trevor Painter, uno de los mejores entrenadores de running del Reino Unido. Mejorar la velocidad máxima también mejora la técnica, la postura y la forma, mientras que las sesiones son lo suficientemente cortas como para que se puedan hacer en 20 minutos.
El inconveniente, por supuesto, es que el entrenamiento de la milla es intenso. He incluido el programa de cuatro semanas a continuación, que se divide aproximadamente en tres carreras fáciles y tres sesiones difíciles. Correr a un ritmo de 5 minutos por milla, al menos para mí, es un shock para el sistema. Pero también me he encontrado con ganas de hacer las sesiones, recordando una vez más lo estimulante que puede ser correr rápido.
El entrenamiento puede adaptarse fácilmente a tus necesidades particulares. Si una milla por debajo de 5 parece imposible -y todavía me lo parece a veces-, ¿qué tal una por debajo de 6, 7 o 8? En última instancia, siempre que el tiempo te lleve a tu límite, es legítimo. Yo espero correr mi sub-5 a mediados de enero. Si estás buscando una forma de arrancar tu año de running, te animo a que establezcas tu propio reto de la milla y empieces el 2020 con buen pie.
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