Las personas narcisistas habitan en casi cualquier escenario de nuestra sociedad. Puede ser un directivo de empresa, de nuestra compañera de trabajo e incluso de ese alumno de secundaria que ya apunta maneras de bravucón y manipulador. Entre todo ese espectro de perfiles y comportamientos, los más extremos evidencian un trastorno narcisista de la personalidad.
La influencia de la mitología griega en la psicología como sabemos, es inmensa. Así, una de esas referencias más conocidas es sin duda la del mito de Narciso, el cual, dio nombre a este perfil de personalidad y a la etiqueta clínica que lo describe. Recordemos la historia: Narciso era un joven de inigualable belleza que rechazaba a todas las doncellas que se enamoraban de él. Al final, fue castigado por los dioses: se acabó enamorando de su propia imagen. Incapaz de dejar de observar su reflejo, se arrojó al agua y murió convirtiéndose en la bella flor que lleva su nombre.
De algún modo, algo que nos da a entender la fuente originaria de este mito, es que el amor desproporcionado hacia uno mismo no puede tener un buen final. El trastorno narcisista de la personalidad conforma una categoría psicológica que describe una serie de conductas disfuncionales que es necesario conocer. Rasgos, comportamientos y dinámicas que no siempre percibimos de forma tan evidente.
«El egoísmo no es amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo”.
-Aristóteles-
Características de las persona narcisistas
Todas las personas tenemos nuestros propia y singular forma de ser. Es más, si consultáramos algún manual de psiquiatría veríamos que disponemos de algunas características en común con ciertos trastornos de personalidad. Tanto es así, que es habitual hacer un uso a menudo excesivo del término narcisista para describir a los parientes difíciles, a los políticos, a los vecinos incómodos e incluso a los Millennials. Ahora bien ¿Está el narcisismo tan extendido en la población? ¿Hay tantas personas narcisistas como parece?
En primer lugar es importante diferenciar ese pequeño ápice de «narcisismo” que todos podríamos tener y que se asociaría más bien al amor propio, de ese otro comportamiento más extremo y que evidencia el desarrollo de un trastorno. Veamos por tanto qué características suele distinguir al narcisista auténtico.
Narcisismo patológico y problemas de adaptación
El trastorno narcisista de la personalidad es una manifestación extrema y patológica de lo que todos conocemos como narcisismo. Estamos por tanto ante una realidad que solo puede ser diagnosticada por un profesional de salud mental.
Asimismo, y en referencia a la pregunta antes planteada, cabe decir que esta condición como tal afecta a poco más del 2% de la población. Hablamos por tanto de un perfil con problemas de adaptación y funcionamiento para su vida cotidiana.
- Las personas narcisistas están convencidas de que son superiores a los demás. Se hallan, a su parecer, en ese pedestal de completa irrealidad, donde procederá a compararse con el resto de forma sistemática para ponerlos a todos por debajo de sí mismas.
- Asimismo, transmiten una idea de su propia persona desproporcionadamente positiva, sobrestimando sus habilidades y éxitos. Además, necesitan constante admiración y aprobación por parte de los demás, hacia los que muestran escasa o nula empatía. Esa falta de vinculación afectiva hacia quienes le envuelven es uno de los rasgos más evidentes.
- En resumen, para un narcisista va primero yo, luego yo y por último yo. Suelen ver a los demás como objetos de los que puede sacar algún beneficio. De hecho, interactuará contigo solo si te ve digno de ello, y porque pretende sacar algo de dicha relación.
Criterios diagnósticos
¿Cómo saber si estamos ante una de estas personas narcisistas? El DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) establece un criterio diagnóstico donde deben darse la siguientes señales:
- Tienen un sentido desproporcionado de grandiosidad.
- Presenta unas fantasías exageradas de éxito, poder, belleza o amor imaginarios.
- Cree que es «especial” y que solo puede ser comprendido o relacionarse con otras personas que son especiales o de alto estatus.
- Exige una admiración excesiva.
- Es pretencioso, espera tratos de favor o que sus expectativas se cumplan de forma automática.
- Explota a los demás en sus relaciones, no duda en manipular para alcanzar sus metas.
- Carece de empatía: no reconoce o no se identifica con los sentimientos y necesidades de los demás.
- A menudo envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
- Presenta comportamientos y actitudes arrogantes y soberbias.
Todas estas dinámicas se traducen en una clara dificultad para establecer relaciones saludables, dada su falta de empatía y elevado egocentrismo.
Sin embargo, raramente una persona narcisista pedirá ayuda por ello. Más bien se quejará de los demás e incluso por otro tipo de problemas: estrés, ansiedad, irritabilidad, etc. Por desgracia, el narcisista no es consciente de su propio déficit.
«Ser bueno solamente consigo mismo es ser bueno para nada”.
-Voltaire-
La baja autoestima en las personas narcisistas (y algo más)
Sabemos ya que el narcisismo entra dentro de un espectro, en el que el trastorno se sitúa sin duda en el lado más extremo. Ahora bien, la pregunta que nos podemos hacer a continuación es la siguiente: ¿qué hay detrás de las personas narcisistas? ¿dónde estaría el origen de esta condición clínica?
Son muchas las voces que nos dicen que tras este comportamiento que subyace al narcisismo hay una baja autoestima; de ahí que necesiten la valoración constante y que no sean capaces de aceptar las críticas.
Sin embargo, podemos ir un poco más allá y hablar de una nueva explicación. El doctor Steven Huprich, presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Trastornos de la Personalidad y profesor de la Universidad de Detroit, nos habla de una depresión encubierta.
Las personas narcisistas tienen la obsesiva necesidad de que su grandeza sea verificada por el mundo que les rodea. Cuando no la perciben, manifiestan ira e incluso agresividad. Son reacciones defensivas que a menudo, trazan la línea de una depresión.
Por otro lado, es interesante saber que Huprich ha desarrollado un concepto que se ajusta a la perfección a este tipo de perfil. Se trata de la autoestima maligna. Es decir, evidencian toda una constelación de comportamientos que orbitan entre la personalidad autodestructiva, el masoquismo y la depresión.
A falta de nuevas conclusiones en esta línea de trabajo, nos quedaremos sin duda con esta interesante idea. Hasta el momento, tendremos en cuenta el mito de Narciso: el amor excesivo hacia uno mismo no suele traer buenas consecuencias.
¿Crees que conoces a alguna persona narcisista? ¿Alguna vez has tenido una relación con una persona así?