Cómo tostar pan sin una tostadora

Llámame testarudo -mucha gente lo ha hecho- pero me niego a tener una tostadora. Seguro que a la gente le encantan: las tostadoras son geniales para hacer tostadas, crujir gofres congelados, incluso recalentar tortitas. Pero no creo que se necesite una, así que ¿por qué desordenar el precioso espacio de la encimera? Porque el caso es que es totalmente fácil tostar pan sin una tostadora.

Cuando quiero una tostada, la hago de la manera más fácil posible: el método de la sartén. Simplemente caliento una sartén de tamaño medio a fuego medio, y tuesto el pan directamente en la sartén. Sólo hay que poner el pan directamente en la sartén caliente -utilizo una sartén antiadherente, así que no hace falta mantequilla ni aceite, pero una sartén de hierro fundido bien sazonada también sería estupenda en este caso- y dejar que se tueste y se dore, 1-2 minutos por cada lado. Es ideal para conseguir que el pan de pita, el pan de molde e incluso las baguettes estén bien tostadas. Para varias tostadas -por ejemplo, para un equipo de brunch- enciendo el horno y las tuesto en una bandeja.

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Si te gusta comer muchas tostadas, puede que el método de la sartén te resulte un poco pesado. Sigo diciendo que no a la tostadora tradicional, pero en su lugar sugeriría invertir en algo pequeño y fácil de guardar, como la respuesta argentina a la tostadora: una parrilla hecha para tostar pan. Basta con colocar la placa metálica sobre el fuego de la estufa y poner el pan en las rejillas de la parte superior. A medida que se calienta, aparecen marcas de parrilla en el pan y se tuesta. La sartén también es buena para recalentar las sobras, como la pizza o las verduras asadas.

La imagen puede contener: Fresa, Planta, Fruta y Comida
Olvida la voluminosa tostadora de encimera y utiliza una tostadora de cocina argentina.
Foto de Chelsea Kyle, Food Styling de Rhoda Boone

A pesar de mi aversión a la tostadora, una vez me regalaron una como regalo de inauguración, y la dejé en el embalaje durante meses. Se quedó en su caja, mirándome fijamente, pinchándome, hasta que finalmente la abrí un día. Pero cuando quería una tostada, ¿sabes lo que hacía? Calenté una sartén y tosté el pan allí. Desde entonces, me he mudado, y la tostadora se quedó atrás. Pero todavía tengo mi sartén, y sigo haciendo tostadas todo el tiempo.

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