Los científicos han dado una razón más para asombrarse del Tyrannosaurus rex. Cuando el enorme dinosaurio carnívoro daba un mordisco, lo hacía con una fuerza asombrosa equivalente al peso de tres coches pequeños, lo que le permitía triturar huesos con facilidad.
Los investigadores dijeron el miércoles que un modelo informático basado en la anatomía muscular de la mandíbula del T. rex y los análisis de sus parientes vivos, como los cocodrilos y los pájaros, mostró que su fuerza de mordida medía unas 8.000 libras (3.630 kg), la más fuerte de cualquier dinosaurio que se haya estimado.
«El T. rex podía morder prácticamente todo lo que quisiera, siempre y cuando estuviera hecho de carne y hueso», dijo el paleobiólogo de la Universidad Estatal de Florida Gregory Erickson.
Al cuantificar la potencia de la mordida del T. rex, también calcularon cómo transmitía su fuerza de mordida a través de sus dientes cónicos de siete pulgadas (18 cm), encontrando que generaba 431.000 libras por pulgada cuadrada (30.300 kg por cm cuadrado) de presión dental, otra medida de su poder, en el área de contacto de los dientes.
Las marcas de mordedura en los huesos fosilizados de dinosaurios como el Triceratops con cuernos que vivió junto al Tyrannosaurus hace unos 66 millones de años en el oeste de América del Norte indicaban que el T. rex era un triturador de huesos. La capacidad de pulverizar y comer huesos dio al T. rex, que medía unos 43 pies (13 metros) de largo y pesaba unas siete toneladas, una ventaja sobre los depredadores de la competencia que no podían hacerlo.
«Los depredadores con capacidad de triturar huesos son capaces de explotar un recurso de alto riesgo y alta recompensa: los minerales que componen el propio hueso y la médula grasa que contiene», dijo el paleontólogo Paul Gignac, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Oklahoma, autor principal del estudio publicado en la revista Scientific Reports.
En la foto de archivo, Bill Simpson observa el interior de un fósil de tiranosaurio rex conocido como «Sue», antes de extraer su extremidad anterior para utilizarla en la investigación en el Museo Field de Chicago, Illinois, Estados Unidos. «El riesgo es la posibilidad de acumular daños extremos en los dientes por morder el hueso, lo que dificulta o impide capturar presas de forma eficaz o romper los huesos largos de los cadáveres, explicó Gignac.
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Estudios anteriores han estimado la fuerza de la mordida del tiranosaurio, pero los investigadores del nuevo estudio calificaron su enfoque como más sofisticado.
Su modelado por ordenador se desarrolló y probó en caimanes, y los investigadores estudiaron cómo contribuía cada músculo a la fuerza de la mordida.
Concluyeron que el T. rex poseía la mayor presión dental de cualquier criatura jamás estudiada. Su fuerza de mordida superaba con creces la de cualquier criatura viva, pero no era la mayor de la historia. Por ejemplo, estimaron en 2012 que un enorme cocodrilo llamado Deinosuchus, que vivió unos millones de años antes que el T. rex y pesaba aún más, tenía una fuerza de mordida de 23.000 libras (10.400 kg).
Información de Will Dunham; edición de Sandra Maler; Reuters