Freddie Mercury fue el icónico cantante de una de las bandas más grandes del mundo.
Pero el 24 de noviembre de 1991, el músico de 45 años perdió su batalla contra el sida, contra el que llevaba meses luchando en privado.
Freddie sólo reveló su estado 24 horas antes de morir, pero llevaba luchando contra el VIH desde que se lo diagnosticaron en la década de los 80.
Las personas más cercanas a él eran conscientes de su batalla contra el sida e hicieron todo lo posible por respetar sus deseos y mantenerlo en secreto.
Los fans de Freddie estaban devastados por su muerte, llorando al «mejor frontman que ha existido».
Durante dos años la superestrella se había escondido de los focos, viviendo en una reclusión casi total.
Su enfermedad estaba haciendo estragos en su cuerpo y hacia el final de su vida incluso le costó el pie.
En una entrevista con The Sunday Times, el guitarrista de Queen y amigo íntimo Brian May dijo: «El problema era en realidad su pie, y trágicamente quedaba muy poco de él.
«Una vez, nos lo mostró en la cena. Y dijo: ‘Oh Brian, siento haberte molestado al mostrarte eso’.
«Y yo le dije: ‘No estoy molesto, Freddie, excepto por darme cuenta de que tienes que soportar todo este terrible dolor’.»
Para cuando la banda grabó su último vídeo, Freddie era una sombra de lo que era, delgado y pálido.
Las imágenes sólo mostraban su cabeza y su torso, por lo que los fans seguían sin ser conscientes de su maltrecho estado de salud.
Sólo los miembros del círculo más cercano a Freddie eran conscientes de lo que estaba ocurriendo y el legendario cantante estaba cada vez más frustrado por los estragos que estaba causando su enfermedad.
Sólo dos semanas antes de morir, Freddie tomó la desgarradora decisión de dejar de tomar la medicación que le estaba ayudando a prolongar su vida.
Sentía que eso le devolvería «el control» de su sida, afirma su asistente personal y amigo, Peter Freestone.
Peter dijo a Lorraine en una entrevista el año pasado: «Él sabía que iba a llegar. Decidió dos semanas antes del final que no tomaría más medicamentos que le mantenían con vida.
«Tenía el control, aunque la enfermedad le estaba matando».
Este fue uno de los motores de la decisión de Freddie de mantener su enfermedad en secreto aparte de los más cercanos.
Brian May dijo: «Sabía que si lo anunciaba su vida se convertiría en un circo y se le impediría seguir con su negocio, que era hacer música.
«Quería que todo siguiera igual hasta el final.»
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Incluso después de su muerte, Freddie quiso mantener su privacidad y pidió a Mary Austin, a quien describió como el amor de su vida, que recogiera sus cenizas y las enterrara en secreto.
En una entrevista con Mail Online, Mary dijo: «No quería que nadie intentara desenterrarlo como ha ocurrido con algunos famosos.
Mary se tomó tan en serio su promesa a su ex pareja que ni siquiera sus padres saben dónde están sus cenizas.