Las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1940 se celebraron a la sombra de la Segunda Guerra Mundial, mientras Estados Unidos salía de la Gran Depresión. El presidente en ejercicio Franklin D. Roosevelt (FDR), un demócrata, rompió con la tradición y se postuló para un tercer mandato, lo que se convirtió en un problema importante. El candidato republicano sorpresa fue el empresario inconformista Wendell Willkie, un caballo negro que hizo una cruzada contra el fracaso de Roosevelt para acabar con la Depresión y su afán de guerra. Roosevelt, consciente del fuerte sentimiento aislacionista en Estados Unidos, prometió que no habría guerras en el extranjero si era reelegido. Willkie llevó a cabo una enérgica campaña y consiguió reavivar la fuerza republicana en zonas del Medio Oeste y del Noreste. Sin embargo, Roosevelt obtuvo una cómoda victoria al conseguir un fuerte apoyo de los sindicatos, de las maquinarias políticas de las grandes ciudades, de los votantes étnicos y del tradicionalmente demócrata Sur Sólido.
La posterior aprobación de la 22ª Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos en 1947 convierte estas elecciones en la única ocasión en la historia de Estados Unidos en la que un candidato fue elegido para un tercer mandato como presidente (Roosevelt fue elegido para un cuarto mandato en 1944, pero murió a los pocos meses de iniciarlo).