«Enfermera de noche» estrenada en 1931, en plena Gran Depresión, era el tipo de película que la Warner Brothers producía en aquella época. Barbara Stanwyck interpreta a Lora Hart, una mujer con mala suerte que solicita ser enfermera. Lo hace, con éxito. La parte inicial de la película nos adentra en el funcionamiento interno de un hospital, alrededor de 1931. Stanwyck entabla amistad con una compañera enfermera, interpretada por Joan Blondell, que proporciona mucho alivio cómico a lo largo de la película. La primera misión de Stanwyck es cuidar a los dos hijos enfermos de una madre rica. Pronto empieza a darse cuenta de que hay un siniestro complot para matar de hambre a los niños para que varias personas puedan beneficiarse del fondo fiduciario de los niños. La madre de los niños es una alcohólica empedernida y parece ignorar por completo a sus hijos, dejándolos al cuidado de enfermeras y un ama de llaves. Un joven Clark Gable tiene una presencia inquietante y amenazante en el papel de un chófer, que aparentemente está aliado con la madre alcohólica y el sórdido médico de los niños. En la mezcla de todos estos personajes se encuentra un encantador contrabandista (la prohibición era todavía la ley del país) interpretado por Ben Lyon. Éste se enamora de Stanwyck después de que ella le cure una herida de bala y no lo denuncie como es debido. La película es claramente «pre-código», lo que significa que el código estaba escrito en tinta pero fue ignorado por los estudios hasta su aplicación en 1934. Hay algunas escenas de Blondell y Stanwyck vistiéndose y desvistiéndose, ¡y las vemos en ropa interior varias veces! El licor fluye libremente, a pesar de la prohibición, y hay varias escenas de varios fiesteros borrachos. Un hombre borracho intenta agredir a Stanwyck. Hay algo de violencia bastante gráfica para los estándares de las películas de 1931. También hay algunos diálogos divertidos y ágiles de Stanwyck y Blondell. Mi frase favorita es cuando Stanwyck, después de luchar con la madre borracha y descuidada, la mira desmayada en el suelo y dice: «Tú, madre…». No voy a desvelar el final, ya que es un poco extraño, pero es una película entretenida. Véanla sólo por Stanwyck. Hace una interpretación enérgica y dura.