La epilepsia es bastante común en personas con tumores cerebrales – las convulsiones pueden ser el síntoma de presentación (es decir, las convulsiones pueden ser la razón por la que un individuo con un tumor cerebral busca ayuda médica) o pueden ocurrir más tarde en el curso de la progresión del tumor cerebral. La incidencia de las convulsiones depende del tipo y la localización del tumor cerebral. Por ejemplo, en ciertos tipos de tumores de crecimiento lento, las convulsiones pueden observarse hasta en el 80% de la población de pacientes.
Los tumores cerebrales pueden ser primarios (tumores que comienzan en el cerebro o la médula espinal) o secundarios (tumores que llegan al sistema nervioso central desde otra parte del cuerpo). Los tumores cerebrales también pueden clasificarse como benignos (masas de crecimiento lento que tienen un borde definido y no suelen extenderse a otras partes del cuerpo) o malignos (tumores que crecen rápidamente, tienen bordes difíciles de definir y suelen invadir los tejidos circundantes).
Las razones por las que los tumores cerebrales pueden asociarse a las convulsiones no se conocen del todo, pero algunas hipótesis son que el tumor puede ejercer presión física sobre el tejido cerebral circundante y puede liberar sustancias como el glutamato que provocan convulsiones.
Tratamiento de las convulsiones relacionadas con los tumores cerebrales
La primera línea de tratamiento para la epilepsia relacionada con los tumores cerebrales es la medicación antiepiléptica. Aunque estos fármacos limitan las convulsiones en algunas personas con tumores cerebrales, pueden estar asociados a importantes efectos secundarios y resistencia. En el contexto de la epilepsia relacionada con tumores cerebrales, la resistencia se define cuando dos fármacos antiepilépticos no consiguen detener eficazmente las crisis.
Cuando esto ocurre, se toma la decisión de resecar el tumor. A menudo, la resección del tumor puede conducir a la reducción de las convulsiones, pero también hay ocasiones en las que la resección del tumor no detiene las convulsiones. En resumen, la epilepsia relacionada con los tumores cerebrales puede considerarse como una entidad independiente que requiere un plan de tratamiento y gestión único.
Una molécula interesante que ha demostrado en el laboratorio tener efectos anticonvulsivos es la adenosina. La enzima adenosina quinasa (ADK) es responsable del metabolismo (descomposición) de la adenosina – por lo tanto, el aumento de la actividad de la ADK disminuirá los niveles de adenosina. Un estudio publicado hace unos años analizó la ADK en tejido tumoral cerebral resecado. Los científicos descubrieron que las células tumorales y el tejido peritumoral (área que rodea al tumor) tenían niveles más altos de ADK que el tejido normal de control. También había una mayor expresión de ADK en el tejido resecado de pacientes con tumores cerebrales que tenían epilepsia, en comparación con personas con tumores cerebrales que no tenían epilepsia. Por lo tanto, la adenosina y la ADK pueden proporcionar pistas sobre la presencia de convulsiones en los tumores cerebrales.