- Orgullo
- Solidaridad
- Perseverancia
- Individualismo
- Honor
- Machismo
El octavo país más grande del mundo, Argentina, se encuentra en Sudamérica, abarcando la mayor parte del sur del continente. El país está lleno de paisajes diversos, como llanuras, bosques, desiertos, montañas y miles de kilómetros de costa oceánica. La cultura argentina es una mezcla de costumbres europeas y tradiciones latinoamericanas e indígenas. Los argentinos están muy orgullosos de su nación y de su herencia mixta, así como de su capacidad para superar la adversidad. También están orgullosos de su talento en muchos campos. Por ejemplo, Argentina ha producido cinco premios Nobel en los campos de la Paz, la Química y la Medicina, además de varios creadores en las artes. Aunque los argentinos tienden a ser más individualistas que sus homólogos de los países vecinos, las redes familiares y el apoyo siguen siendo una parte fundamental de la sociedad argentina.
Geografía y espacio
Argentina puede agruparse geográficamente en cuatro regiones principales: los Andes, el Norte, la Pampa y la Patagonia. Sin embargo, la distinción geográfica que más conocen los argentinos es la que existe entre las zonas rurales y las urbanas. La gran mayoría del país vive en las zonas urbanas del país (aproximadamente el 92% a partir de 2017), y alrededor de un tercio de la población vive en la región del Gran Buenos Aires, situada en la Pampa.
La distinción urbano-rural es principalmente entre los que están en el interior rural (provincias del interior) y los que están a lo largo de la costa urbana – los ‘bonaerenses’ (la provincia de Buenos Aires más amplia). Más concretamente, el término «porteños» se refiere a la «gente del puerto» o a los que proceden de la capital, Buenos Aires. Estas divisiones entre la población rural y la urbana se han convertido en un tema de debate permanente en la política argentina. Muchos residentes de las zonas rurales han desarrollado un sentimiento de resentimiento hacia la riqueza, el poder político y el comportamiento orgulloso de los porteños. Al mismo tiempo, algunos porteños ven a los que residen en el interior rural como empobrecidos. Sin embargo, los habitantes de las zonas rurales suelen sentirse orgullosos de la gestión de la vida cotidiana entre amigos y vecinos. De hecho, los habitantes de las zonas rurales suelen desear que la estancia del visitante sea agradable y placentera. Este sentido de la calidez y la hospitalidad también se encuentra entre los porteños.
Aunque la modernización en el transporte y la industria ha reducido las diferencias regionales, sigue siendo habitual que las regiones de origen de las personas desempeñen un papel clave en su perspectiva y en la imagen que tienen de sí mismas. Por ejemplo, los habitantes de zonas urbanas suelen ser más cosmopolitas e informales. Muchos urbanitas están orgullosos de su herencia europea, y algunos pueden considerarse superiores a sus homólogos rurales. Por el contrario, los argentinos que residen en zonas rurales tienden a ser más conservadores y tradicionales y suelen comunicarse de manera formal.
Colonización y composición étnica
El país ha estado muy influenciado por la colonización española que comenzó en el siglo XVI. Argentina declaró su independencia en 1816 tras casi 300 años de dominio colonial. A partir de entonces, muchos nacionalistas argentinos fueron fundamentales para los movimientos independentistas de todo el continente. Aunque el país es independiente desde hace más de 200 años, el impacto colonial en la composición étnica, el paisaje religioso y la cultura de la sociedad argentina sigue siendo visible. Por ejemplo, los españoles introdujeron el catolicismo romano en el país, que sigue siendo la religión dominante en Argentina.
Una ola de migración europea entre mediados del siglo XIX y principios del XX también tuvo un gran impacto en la composición étnica del país. La gran mayoría de los emigrantes procedían de Italia y España. Los inmigrantes italianos tuvieron una notable influencia en la cultura argentina. También hubo un número menor de emigrantes procedentes de Francia, Polonia, Alemania, Rusia y Gran Bretaña. En la actualidad, aproximadamente el 97,2% de la población argentina tiene una conexión étnica con Europa.
El español es la lengua nacional de Argentina, aunque el idioma local ha absorbido muchas palabras del italiano. También hay una variedad de acentos asociados a cada región. Un acento distintivo es el porteño, que se encuentra en Buenos Aires. Este acento tiene influencias del italiano, e incorpora expresiones de argot conocidas como «lunfardo».
Cambios políticos del siglo XX
Un movimiento político y social conocido como justicialismo o peronismo surgió en Argentina cuando Juan Perón llegó a la presidencia del país en 1946. Motivado por ideas de justicia social, independencia económica y soberanía política, Perón implementó una serie de reformas en los sectores financiero y laboral de Argentina. El peronismo tuvo una gran influencia en la política argentina, que aún perdura. El movimiento acabó provocando un grave deterioro de la economía del país y Perón fue enviado al exilio en 1955. Perón regresó en 1973 y tuvo éxito en su intento de volver a ser presidente de Argentina.
Simultáneamente, los últimos años de la década de 1960 y los primeros de la de 1970 de la historia argentina estuvieron marcados por un sentimiento antigubernamental generalizado y por disturbios en todo el país. La muerte de Perón a mediados de 1974 condujo a una mayor fragmentación de la sociedad. Argentina fue gobernada por fuerzas militares y de seguridad de derecha desde 1976 hasta 1983. Algunos argentinos se refieren a este periodo como la «Guerra Sucia», mientras que otros prefieren llamarlo «La Dictadura». Los argentinos que la llaman «Guerra Sucia» suelen ser los que apoyaron el gobierno militar. Por otro lado, las personas que se refieren a la época como «La Dictadura» ven el gobierno militar como un abuso de poder. Durante este periodo, las personas sospechosas de estar alineadas con la izquierda o de formar parte de los grupos guerrilleros de izquierdas que surgieron a principios de la década de 1960 fueron atacadas por los militares y detenidas, torturadas, violadas y asesinadas. Los grupos de derechos humanos estiman que durante esta época, aproximadamente 30.000 personas fueron secuestradas, detenidas y asesinadas, muchas de las cuales no tenían ninguna relación con la guerrilla de izquierdas o con grupos activistas.
Desde la época de Perón y la última dictadura, Argentina ha pasado por numerosos cambios y convulsiones políticas, como la entrada en guerra con Gran Bretaña por las Islas Malvinas, la restauración de la democracia y los cambios masivos en la economía del país. Esta tumultuosa historia política ha afectado profundamente a muchos argentinos, lo que ha provocado una tendencia cultural a evitar la incertidumbre y la ambigüedad. De hecho, muchos afrontan la vida día a día. A la hora de tomar decisiones, tienden a basarse en las lecciones del pasado y a centrarse en el contexto actual. Los argentinos también tienden a comunicarse indirectamente y a evitar los conflictos en su vida cotidiana. Esto puede atribuirse en parte al deseo de mantener relaciones pacíficas después de una historia tan turbulenta. Sin embargo, al mismo tiempo, los argentinos han aprendido la importancia de la disidencia y el activismo político. Muchos están dispuestos a expresar sus preocupaciones mediante la participación en protestas y manifestaciones públicas. En su mayor parte, estas formas de resistencia han seguido siendo pacíficas.
Identidad argentina
Para muchos argentinos, la identidad nacional y cultural es un asunto complejo. Para algunos, la identidad nacional de Argentina es una mezcla de tradiciones indígenas y españolas que fueron dramáticamente alteradas por los migrantes europeos y la globalización. Un ejemplo son los «gauchos», que siguen siendo un icono común de la identidad argentina. Eran pastores mestizos que cuidaban el ganado en las regiones pampeanas durante los siglos XVIII y XIX. Los gauchos llevaban una vestimenta distintiva que consistía en un sombrero de ala ancha, un poncho y pantalones sueltos. Para muchos, representan la mezcla de ascendencia europea e indígena, que ayudó a crear una nueva identidad cultural.
Para otros, la identidad argentina está arraigada en la herencia católica y española del país. De hecho, uno de los rasgos que definen a la población es que la mayoría de las personas tienen ascendencia europea. Esta herencia europea suele ser motivo de orgullo y un factor clave que influye en la forma en que muchos argentinos se ven a sí mismos. Sin embargo, fuera de Buenos Aires y otros centros urbanos, la influencia europea es menos pronunciada.
Hoy en día, los argentinos se identifican menos con Europa que durante el gobierno de Perón y los militares. En su mayoría, las familias que llevan más de una generación en el país se identifican como argentinas. A su vez, hay poca tensión entre los distintos grupos de inmigrantes, ya que muchos sienten que comparten el hecho de ser argentinos. El orgullo por Argentina suele acentuarse cuando se hacen comparaciones con otros países sudamericanos como Chile o Brasil. Los argentinos suelen identificar la herencia europea dominante de su población como el rasgo que los distingue del resto de Sudamérica.
Estratificación social
A lo largo de la mayor parte del siglo XX, Argentina contó con una amplia clase media, muchos de ellos descendientes de inmigrantes que se asentaron en las ciudades y trabajaron en los sectores industrial, comercial y público. Sin embargo, en los últimos tiempos, la distribución de los recursos y las finanzas se ha vuelto menos equitativa. La brecha entre los miembros de las clases altas de la sociedad y los de las clases bajas es cada vez mayor. Esto es visible en la situación de la vivienda en todo el país; muchas familias de clase alta viven en barrios privados cerrados. Mientras tanto, los que no pueden permitirse una vivienda adecuada tienden a vivir en la «villa miseria» que se encuentra en las afueras de las ciudades.
La seguridad financiera y la propiedad de la vivienda son importantes para muchos argentinos y se han convertido en indicadores comunes del estatus socioeconómico. El nivel de educación también tiende a reflejar las diferencias de clase. En las grandes ciudades, la familia típica ahorra durante muchos años para comprar un apartamento o una casa. Muchos buscan mejorar su estatus socioeconómico y proporcionar un futuro mejor a sus hijos. Sin embargo, a algunos argentinos les preocupa que este objetivo sea cada vez menos viable a medida que la situación económica del país empeora. A su vez, no es raro encontrar jóvenes profesionales que emigran al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales.
Solidaridad e individualismo
El turbulento panorama político ha engendrado un sentimiento de solidaridad entre muchas familias de clase media a lo largo de los años. De hecho, muchas familias y vecinos están dispuestos a ayudarse mutuamente en tiempos de penuria económica compartiendo alimentos o intercambiando regalos. Un ejemplo es el concepto de «la gauchada», que se refiere a un favor especial. Refleja la actitud que se tiene cuando se pide a alguien cercano que ayude en algo fuera de sus obligaciones típicas (por ejemplo, ayudar a alguien a encontrar un trabajo). De hecho, es habitual que las personas dependan de su red social para ayudar a buscar oportunidades. Esto se refleja en el término ‘palanca’, que se refiere a conocer a las personas adecuadas para ayudarte a alcanzar un objetivo.
Los argentinos son generalmente amables y hospitalarios con quienes conocen. Aunque muchos argentinos se centran en la construcción de comunidades fuertes, en el país también prevalece una cepa de individualismo. Según Hofstede Insights (2018), Argentina está clasificada como el país latinoamericano más individualista. Los logros o fracasos colectivos no suelen ser reconocidos como tales, sino que son vistos como los esfuerzos de unos pocos individuos a los que se les dará la mayor parte del crédito o la culpa. Además, algunos argentinos pueden colocarse a sí mismos o a su familia antes que a la comunidad o al país en general.