A medida que tu pequeño se acerca a gatear, es el momento de hacer su entorno a prueba de bebés. Para empezar, ponte en el suelo y observa el entorno desde la perspectiva del bebé. Fíjate en lo que le tienta a agarrar y tirar, lo que está a la altura de sus ojos y lo que podría hacerle daño. A continuación, guarde los objetos frágiles, mueva los cables, asegure los muebles que puedan caerse y ponga almohadillas en los bordes afilados.
Cada pocos meses, y cuando su hijo alcance un nuevo hito (como caminar), evalúe su casa para ver si necesita más medidas de protección para el bebé. A medida que crecen, las zonas de peligro aumentan. Pruebe estos trucos de seguridad económicos que puede hacer usted mismo fácilmente:
1. Asegura las escaleras: Las barandillas de las escaleras o los rellanos de los pisos superiores pueden parecer estrechas, pero son lo suficientemente grandes como para que las extremidades (o las cabezas) de los niños se atasquen. Fije plásticos o telas transparentes a las barandillas para evitar que los niños jueguen con ellas.
2. Oculte los productos de limpieza: Los cubos de plástico con tapas y cierres que el bebé no puede abrir son un lugar más seguro para los productos de limpieza que bajo el fregadero de tu cocina. Si además puedes guardarlos en una estantería alta o fuera de la vista en un armario, mejor aún.
3. Acorrala los cordones: Corta una hendidura en un rollo de toalla de papel vacío o en un trozo de aislante de tuberías y pasa varios cables por ella para evitar que se enreden en las curiosas manos de tu hijo. También puede utilizar bridas para unir los cables y colocarlos lejos del alcance del bebé.
4. Cubra los enchufes: Coloca vendas adhesivas o cinta aislante sobre los enchufes si no tienes cubiertas de plástico (¡este truco también funciona muy bien en hoteles y casas ajenas!). Evita las variedades de vendas de dibujos animados que atraerán la atención de los más pequeños.