La palabra bantú se refiere principalmente a la clasificación lingüística de más de 200 lenguas africanas diferentes. Muchos de los pueblos africanos que se convirtieron en participantes de la trata de esclavos compartían un vínculo cultural común en sus orígenes lingüísticos. Los hablantes de bantúes, aunque diversos en cultura y estilo de vida, parecen compartir un origen común. Los pueblos de habla bantú, que se extienden por la mayor parte del África subecuatorial, son probablemente descendientes de los pueblos originarios de Guinea, Nigeria y el actual Camerún. Las pruebas lingüísticas señalan estas regiones como el origen de los pueblos bantúes. Este trabajo pretende explorar la influencia de la migración bantú en el desarrollo del continente africano
Migración bantú
La migración bantú se refiere al movimiento a través del continente africano de los distintos hablantes de lenguas bantúes. A lo largo de varios milenios, los bantúes han migrado en todas las direcciones, llevando la Edad de Hierro a muchas zonas de África. Los antropólogos especulan que los pueblos bantúes y semibantúes emigraron hacia el este y se mezclaron con los negros sudaneses. Llegaron hasta Madagascar en el año 700 d.C., y la zona que ocupan actualmente los bantúes abarca aproximadamente un tercio del continente africano. Antes de su migración, hace aproximadamente 2.000 años, las zonas del centro y sur de África estaban dominadas por los pigmeos y los san (bosquimanos).
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A partir del segundo milenio a.C., se trasladaron a las zonas de selva tropical del sur y del este, y luego a las regiones de la sabana a lo largo del río Congo. El Congo y otros ríos fueron una importante vía de migración. Los bantúes tardaron otros 1500 años en migrar a toda la región de la sabana. Durante este periodo comenzaron a adoptar la agricultura, y posiblemente el crecimiento de sus poblaciones dio lugar a una serie de otras migraciones. Durante los primeros 1500 años de la era cristiana, emigraron al este y al sur de África. El antropólogo George Murdock postula que la migración bantú comenzó como resultado de la adquisición de ciertos cultivos alimenticios de Malasia. Estos cultivos, entre los que se encontraban el plátano, el taro y el ñame, dieron lugar a un mayor número de aldeas y a la necesidad de más territorio.
A medida que los bantúes ponían en práctica las lanzas y azadas de hierro, aumentaban su suministro de alimentos, creando así poblaciones más grandes y saludables. El aumento de la población supuso, sin duda, una presión adicional sobre la tierra cultivable disponible, que se agotó rápidamente con la técnica de tala y quema de los agricultores bantúes. Además, la afluencia de emigrantes que buscaban alivio a la creciente aridez de las regiones saharianas presionó a los bantúes. Con mucha tierra disponible hacia el sur, empezaron a emigrar al centro de África a lo largo del río Congo. Desde allí, al parecer, se desplazaron a lo largo del Zambeze y, finalmente, llegaron a la costa oriental de África y al sur del continente, quizá ya en el siglo III o IV de nuestra era. Los pigmeos, personas de piel morena y baja estatura, habitaban en el centro de África y fueron una de las últimas sociedades puramente cazadoras que quedaron tras las migraciones bantúes.
La producción de hierro
Las evidencias de la elaboración del hierro se remontan al siglo VI a.C. en el alto Nilo y al siglo V a.C. en Nigeria. Los pueblos bantúes tienen una enorme importancia en la historia de África, ya que fueron los primeros en introducir la fundición del hierro y el uso de herramientas de hierro en muchas partes de África. Los nok (cusitas), que vivían en la región situada entre los ríos Benue y Níger, en la actual Nigeria, fueron al parecer los primeros pueblos de África occidental en utilizar la tecnología de la fabricación del hierro. Es posible que los pueblos bantúes hayan adquirido sus conocimientos sobre el trabajo del hierro y el proceso de cera perdida para la fundición del bronce de los cusitas, que emigraron al oeste desde el valle del Nilo cuando su imperio declinó. También es posible que el trabajo del hierro entre los bantúes se produjera de forma espontánea a través de una invención independiente.
La tecnología superior del hierro permitió a los bantúes dominar a los grupos del centro y sur de África. En el siglo III a.C., la fundición del hierro se había extendido hasta Gabón y el Congo, lo que parece indicar que los bantúes llevaron consigo los conocimientos de la metalurgia cuando emigraron al sur y al este. Una vez que se conocieron las técnicas de la metalurgia, éstas se extendieron rápidamente por el África subsahariana y llegaron hasta el sur de la actual región de Transvaal y KwaZulu/Natal en el siglo III o IV.
Se necesitan temperaturas superiores a los 1.500 grados centígrados para fundir el mineral de hierro, y el Congo, con maderas duras que ardían a gran temperatura, permitía la producción de hierro de alta calidad especialmente fino. El Congo se convirtió en un centro líder en la producción de hierro. Quedan numerosos hornos de fundición repartidos por el centro y el sur de África, pero como no se han encontrado alijos de lingotes de hierro, parece que el metal de hierro en bruto se convertía inmediatamente en azadas, otros utensilios y armas. Esto implica claramente que la migración de los bantúes les dio la oportunidad de avanzar en sus habilidades de fundición de hierro, así como en su agricultura como resultado de la mejora de las herramientas agrícolas.
Cultura de los bantúes
Con algunas excepciones, como los pigmeos de la selva ecuatorial, los bantúes se asimilaron con éxito a otros pueblos indígenas. Como resultado, la lengua bantú, al igual que el indoeuropeo en Eurasia o el náhuatl en México, se convirtió en el prototipo de cientos de lenguas del centro y sur de África. Del mismo modo, las costumbres culturales y sociales bantúes se extendieron por todos los territorios. La difusión bantú no se basó tanto en la superioridad militar o incluso tecnológica, sino que surgió de su creación de comunidades agrícolas asentadas, que atrajeron y desbordaron culturalmente a los nómadas y cazadores del centro y sur de África. Estas numerosas sociedades bantúes fueron los ancestros directos de los multitudinarios grupos étnicos que los europeos encontraron en el siglo XIX y que se encuentran dispersos desde Nigeria, en África occidental, hacia el norte en la selva y el sur en el Congo, y hasta el océano Índico en África oriental.
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Los hablantes bantúes alteraron los patrones lingüísticos del África subsahariana mediante la difusión de su lengua. A medida que los bantúes migraban hacia el este de África, se encontraron con territorios bajo influencia árabe. Las lenguas bantúes, de la familia lingüística del Níger-Congo, se mezclan con el árabe, creando una nueva lengua llamada swahili que se convierte en un idioma muy hablado entre los pueblos del este de África.
Los pueblos bantúes tenían dos conjuntos de ventajas: sus habilidades agrícolas, incluyendo la cría de ganado, y sus habilidades para trabajar el metal. Como su hierro era de buena calidad, interesaba a pueblos tan lejanos como Eurasia. Los eurasiáticos sabían cultivar una amplia gama de productos y, por tanto, los bantúes se sentían cómodos en una gran variedad de terrenos. Además, tenían intereses comunes con ambos pueblos, que eran agricultores de cereales o pastores, que se dedicaban al pastoreo. Todo ello sentó las bases para el desarrollo de redes comerciales de larga distancia entre África y Eurasia. El cobre y la sal eran otras dos mercancías de la mezcla comercial bantú. Las rutas que atravesaban el Sáhara, el Mar Rojo y el Océano Índico unían a África con los pueblos del Mediterráneo, Oriente Próximo e incluso el subcontinente indio.
Los bantúes se organizaban en aldeas basadas en grupos familiares y de parentesco. Estas sociedades sin Estado estaban dirigidas por un miembro de la familia que ejercía de líder de la misma o del clan. Los gobernantes y los líderes religiosos constituían la élite de la sociedad bantú. La propiedad era comunitaria. Los bantúes veneraban especialmente a los espíritus de sus antepasados. Dentro de los pueblos bantúes, el grupo social más significativo eran los conjuntos de edad, que estaban compuestos por miembros dentro de un rango de edad común y de los que se esperaba que llevaran a cabo las responsabilidades apropiadas para su grupo de edad.
Otro aspecto del comercio y el intercambio en África en este momento era su conexión con la expansión del Islam. Los intercambios beneficiaban a ambas partes. Las comunidades musulmanas se encontraban a menudo en comunidades dispersas a lo largo de las rutas comerciales. El comercio también desempeñó un papel en otro aspecto del desarrollo de los pueblos bantúes al aumentar su riqueza. Los mercaderes traían productos exóticos desde muy lejos a las comunidades bantúes.
Conclusión
Los pueblos de habla bantú tienen una larga historia y su cultura es rica en diversidad. Emigraron desde su tierra ancestral en África Occidental, hacia el sur, se asentaron en el centro y sur de África y colectivamente ocupan un tercio del continente africano. A su migración se le atribuye la difusión de la fundición de hierro, la agricultura y la asimilación de otras culturas del África subsahariana. La capacidad de los pueblos de habla bantú de unirse bajo la identidad bantú a medida que migraban, a pesar de su composición multilingüe, les permitió ejercer una gran influencia en el continente. La destreza en la fundición de hierro de los pueblos de habla bantú hizo avanzar la agricultura y el comercio con otras comunidades.