Las películas slasher suelen considerarse uno de los subgéneros del cine de terror más desprestigiados. Suelen ser sexistas al castigar a las mujeres por su sexualidad, al tiempo que apelan a los impulsos más lascivos y voyeuristas de los espectadores, celebrando la mirada masculina y condenando a los objetos de esa mirada, excepto a una virginal «Final Girl». Pero las películas slasher son las que más se acercan al crimen real de todos los subgéneros de terror, lo que significa que sus problemas de representación a menudo dicen tanto sobre un público que quiere consumir criminalidad bestial como una narrativa empaquetada, como sobre los cineastas que nos las ofrecen.
Las mejores películas slasher están tan orientadas a las ideas como cualquier película de terror. Y casi todas te obligan a mirar hacia dentro y a preguntarte: ¿cuál es la línea que separa el ver un acto terrorífico… y finalmente mirar hacia otro lado?
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