Las náuseas
Son una sensación de malestar e incomodidad en la parte superior del estómago con un impulso involuntario de vomitar. A menudo, pero no siempre, precede a los vómitos. Una persona puede sufrir náuseas sin vomitar. Algunas causas comunes de las náuseas son el mareo por movimiento, la gastroenteritis (infección estomacal) o la intoxicación alimentaria, los efectos secundarios de muchos medicamentos, incluida la quimioterapia contra el cáncer, o las náuseas matutinas al principio del embarazo. Los medicamentos que se toman para prevenir las náuseas se denominan antieméticos e incluyen difenhidramina, metoclopramida y ondansetrón. Las náuseas también pueden estar causadas por el estrés y la depresión.
Vómitos
Los vómitos son diferentes de la regurgitación, aunque los dos términos se utilizan a menudo indistintamente. La regurgitación es el retorno de los alimentos no digeridos por el esófago hasta la boca, sin la fuerza y el desagrado asociados al vómito. Las causas de los vómitos y de la regurgitación suelen ser diferentes.
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Las náuseas y los vómitos suelen empeorar cuando el paciente está deshidratado, lo que da lugar a un círculo vicioso. Las náuseas dificultan la ingesta de líquidos, lo que empeora la deshidratación, que a su vez aumenta las náuseas. Se pueden suministrar líquidos intravenosos para corregir este problema.
Hay una variedad de medicamentos contra las náuseas (antieméticos) que se pueden prescribir. Pueden administrarse de diferentes maneras, dependiendo de la capacidad del paciente para tomarlos. Los medicamentos están disponibles en forma de píldora, líquido o comprimidos que se disuelven en la lengua o debajo de ella, por inyección intravenosa o intramuscular, o por supositorio rectal.
Los medicamentos más comunes utilizados para controlar las náuseas y los vómitos son la prometazina (Phenergan), la proclorperazina (Compazine), el droperidol (Inapsine), la metoclopramida (Reglan) y el ondansetrón (Zofran). La decisión sobre la medicación a utilizar dependerá de la situación concreta.
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Propósito: devisitar los líquidos y electrolitos resueltos
Resultados esperados: Los signos de deshidratación no existen, la mucosa de la boca y los labios húmedos, el equilibrio de líquidos.
Intervención de enfermería:
- Observación de los signos vitales.
- Observación de los signos de deshidratación.
- Medir la infut y la salida de líquidos (equilibrio de líquidos).
- Proporcionar y animar a las familias a que proporcionen una cantidad de bebida de aproximadamente 2000 – 2500 cc al día.
- Colaboración con los médicos en la provisión de líquidos terafi, pruebas de laboratorio de electrolitos.
- Colaboración con un equipo de nutrición en los líquidos bajos en sodio.
- Monitorear los signos vitales.
- Racional: Es un indicador precoz de hipovolemia.
- Monitorear la ingesta y la diuresis y su concentración.
- Racional: La disminución de la diuresis y la concentración mejorará la sensibilidad/sedimento como uno sugestivo de deshidratación y requerirá un aumento de líquidos.
- Dar líquido poco a poco pero con frecuencia.
- Razón: Para minimizar la pérdida de líquido.
- El riesgo de infección asociado a una defensa inadecuada del organismo, caracterizado por: temperatura corporal por encima de lo normal. Frecuencia respiratoria aumentada.
- Diagnóstico de enfermería: Riesgo de déficit de volumen de líquidos relacionado con una sensación de náuseas y vómitos
Propósito: Mantener el equilibrio del volumen de líquidos.
Resultados esperados: El cliente no tiene náuseas ni vómitos.
Intervención de enfermería: