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Estimado editor,

En el contexto del VIH, la profilaxis postexposición se refiere al conjunto de servicios que se prestan para manejar los aspectos específicos de la exposición al VIH y para ayudar a prevenir la infección por el VIH en una persona expuesta al riesgo de infectarse por el VIH. Incluye los primeros auxilios, el asesoramiento, la evaluación del riesgo, las investigaciones de laboratorio basadas en el consentimiento informado de la persona expuesta y, en función de la evaluación del riesgo, el suministro de medicamentos antirretrovirales a corto plazo con una evaluación de seguimiento. Los pinchazos con agujas y las lesiones con objetos punzantes son problemas comunes a los que se enfrentan muchos cirujanos/trabajadores sanitarios. Pero en muchas situaciones, la persona expuesta puede no ser consciente de las medidas adoptadas para prevenir la enfermedad. La importancia del conocimiento de la profilaxis postexposición aumenta a la vista de un estudio realizado por Wig, que mostró que el 62,8% de los participantes no conocía las medidas profilácticas postexposición que deben tomarse si se produce una exposición laboral a la sangre de un paciente seropositivo.

El riesgo medio de adquirir la infección por el VIH tras todo tipo de exposición percutánea a sangre infectada por el VIH es del 0,3% Aproximadamente 1 de cada 300-330 exposiciones dará lugar a una infección por el VIH establecida en los trabajadores sanitarios. Según un artículo publicado en 2007, en todo el mundo se produjeron 98 casos confirmados y 194 posibles casos de infección profesional del personal sanitario. El riesgo de infección por el VIH aumenta tras la exposición si el paciente fuente tiene la enfermedad del VIH en estado avanzado, si el dispositivo fue colocado previamente en el vaso sanguíneo del paciente fuente, si hay sangre visible en el dispositivo fuente que causa la lesión, si la cantidad de sangre transferida o si la lesión es de naturaleza profunda. Las lesiones con aguja sólida, como la aguja de sutura, conllevan un riesgo menor que la aguja hueca.

La persona fuente se somete a la prueba del VIH con asesoramiento previo y posterior a la prueba. Dos ELISA positivos se consideran altamente sugestivos de VIH. Si el paciente fuente no puede someterse a la prueba o se niega a hacerlo, el riesgo se evalúa epidemiológicamente mediante la prevalencia del VIH en la población, el tipo de exposición y la evaluación del riesgo de la persona fuente y su cónyuge. Si la persona fuente es VIH negativa y no tiene evidencias clínicas de infección por el VIH, no es necesario realizar la prueba a la fuente, ya que las posibilidades de que ésta se encuentre en el periodo de ventana de la infección por el VIH, sin síntomas de síndrome retroviral agudo, son muy reducidas. Todos los pacientes que busquen atención después de la exposición al VIH deben someterse a la prueba del VIH al inicio y a las 4-6 semanas, 3 y 6 meses después de la exposición con asesoramiento previo y posterior a la prueba.

El lugar del traumatismo se lava inmediatamente con jabón y agua corriente o con una solución desinfectante suave, como gluconato de clorhexidina, que no irrite la piel. Se desaconseja apretar, frotar o utilizar una solución fuerte, como el yodo o la lejía. La profilaxis posterior a la exposición se inicia, idealmente, dentro de las 2 horas y no más tarde de las 72 horas posteriores a la exposición. No debe retrasarse mientras se esperan los resultados de las pruebas y debe administrarse durante 4 semanas si se tolera. Los criterios de elegibilidad recomendados por la OMS para la profilaxis postexposición en entornos laborales establecen que deben haber transcurrido menos de 72 h, la persona expuesta no debe ser un infectado conocido por el VIH, la persona fuente debe vivir con el VIH o su estado debe ser desconocido, la exposición debe haber sido con sangre, fluidos visiblemente teñidos de sangre, virus concentrados, líquido cefalorraquídeo/peritoneal/pericárdico/pleural/sinovial, o líquido amniótico, la exposición ha penetrado en la piel con una hemorragia espontánea, una punción profunda, una salpicadura o un contacto prolongado de una sustancia de riesgo con la piel no intacta, o en el caso de que haya penetrado en la piel, la exposición debe haber sido con una aguja hueca u objeto punzante recientemente utilizado, visiblemente contaminado con sangre.

Los medicamentos antirretrovirales pueden iniciarse como régimen básico o ampliado. El régimen básico consiste en zidovudina 300 mg dos veces al día más lamivudina 150 mg dos veces al día o estavudina 30-40 mg dos veces al día más lamivudina 150 mg dos veces al día. El régimen ampliado consiste en el régimen básico más indinavir 800 mg 3 veces al día/nelfinavir 750 mg, 3 veces al día/ efavirenz 600 mg una vez al día. Ambos regímenes tienen una duración de 28 días.

Se evita el embarazo, la lactancia y la donación de sangre/tejido/esperma. Las píldoras anticonceptivas orales combinadas pueden tener interacción con los medicamentos antirretrovirales. Se debe preferir el uso de preservativos en lugar de P.O.C. Se debe utilizar la anticoncepción de barrera para las relaciones sexuales hasta la prueba del sexto mes y se debe proporcionar la necesidad de un seguimiento clínico y serológico.

Los autores han visto que muchos de los trabajadores de la salud entran en pánico después del pinchazo de la aguja, que puede ocurrir incluso después de tomar grandes precauciones. Este artículo se ha escrito para proporcionar los conocimientos básicos a los trabajadores de la salud para saber qué hacer y qué no hacer después de tal lesión.

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