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Historia del caso

Una mujer de 34 años fue vista inicialmente tras dos días de dolor abdominal central irradiado a la fosa ilíaca derecha. Estaba pirexial con leucocitosis y los hallazgos clínicos apoyaban el diagnóstico de apendicitis aguda. La apendicectomía se realizó de forma convencional sin enterrar el muñón del apéndice. La operación se describió como difícil y se extrajo un apéndice «roto» con la inserción de un drenaje. La apendicitis se confirmó histológicamente en los fragmentos presentados. La paciente tuvo una recuperación lenta pero sin incidentes y fue dada de alta a los diez días.

Dos meses después del alta volvió con molestias abdominales debajo de la cicatriz de la herida, que parecía bien curada. El sitio de drenaje descargaba líquido claro. Las molestias abdominales no se resolvieron y se solicitó un TAC para descartar un absceso intraabdominal subyacente. Ésta mostró que el muñón del apéndice estaba sano, pero reveló una cavidad inflamada llena de líquido debajo de la herida que sugería un absceso taponado (Figura 1). En la laparoscopia diagnóstica, la cavidad resultó ser un remanente distal de 3 cm del apéndice con la arteria apendicular y el mesoapéndice aún adheridos. A continuación se extrajo un gran remanente apendicular de la pared lateral de la pelvis. El aspecto histológico era consistente con una apendicitis persistente (Figura 2).

Exploración por TAC que muestra una masa llena de líquido en la pelvis derecha

Histología del espécimen de apéndice retenido. El lumen del apéndice está distendido con pus (flecha). Un infiltrado celular inflamatorio agudo y crónico está presente en todas las capas de la pared del apéndice (véase el inserto para una mayor ampliación)

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