Entre las muchas ventajas de ser de la realeza británica, está esta: Nunca tienes que usar un apellido. Por un lado, todo el mundo ya sabe quién eres. Sólo hay una reina, por ejemplo, así que no es que Isabel tenga que especificar cuál es.
Sin embargo, la familia real británica sí tiene un apellido, como nos recuerda Business Insider. El apellido de la familia real británica es técnicamente Windsor, pero eso es algo relativamente nuevo.
Antes de 1917, los miembros de la realeza solían ser conocidos por el territorio que gobernaban o por la Casa Real a la que pertenecían, como explica la web de la Familia Real. Por ejemplo: El nombre completo del hijo mayor de la reina Victoria, el rey Eduardo VII, era Alberto Eduardo de Sajonia-Coburgo-Gotha, un apelativo que heredó de su padre, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha.
En 1917, sin embargo, el hijo de Eduardo, Jorge V, se encontró con un dilema: su apellido sonaba un poco alemán, lo que era una asociación no deseada durante la Primera Guerra Mundial, por lo que dio a su familia el nombre del castillo de Windsor. Desde entonces, cualquier descendiente de la reina Victoria (aparte de las mujeres casadas) lleva el apellido Windsor.
En 1960, para hacer las cosas más confusas, la reina Isabel II y su marido, el príncipe Felipe, decidieron añadir su propio giro al apellido Windsor, distinguiendo a sus descendientes del resto de la familia real. Así, sus hijos y los hijos de éstos pueden usar Mountbatten-Windsor como apellido en documentos oficiales como certificados de matrimonio y de nacimiento. (Los fans de la serie de Netflix The Crown pudieron vislumbrar las discusiones que se produjeron en torno a la decisión del apellido, aunque la serie no contó la historia completa.)
Los reyes y las reinas pueden cambiar los apellidos de su familia a su antojo, ya que es una cuestión de precedentes y no un decreto oficial. Y los miembros de la realeza a veces adoptan otros nombres cuando les conviene. Los príncipes Harry y Guillermo usaron Gales como apellido mientras servían en el ejército, adoptando la designación de su padre como Príncipe de Gales.
Con un protocolo de nomenclatura tan complicado, no es de extrañar que la mayoría de los miembros de la Familia Real vayan por sus títulos en su lugar.
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