Objetivo: Exponer el argumento de que el alcoholismo (o el «consumo problemático de alcohol») no es mejor considerarlo como una enfermedad.
Resumen: El consumo excesivo de alcohol puede causar una enfermedad física e implicar una dependencia física sin ser, por tanto, una enfermedad en sí misma. El «concepto de enfermedad» del alcoholismo no es necesario para justificar la intervención médica o un enfoque de atención a las personas dependientes del alcohol. Existe una versión específica y otra general del concepto de enfermedad del alcoholismo. El concepto específico de enfermedad, asociado principalmente a la Comunidad de Alcohólicos Anónimos, se contradice con las pruebas empíricas y no es útil para las respuestas preventivas y de tratamiento del problema del consumo de alcohol, especialmente para el esfuerzo por detectar y modificar el problema del consumo de alcohol en una fase temprana. El concepto más general de enfermedad comparte estas desventajas y también es ineficaz para engendrar actitudes de simpatía hacia los bebedores problemáticos entre el público en general. Es más útil considerar el consumo problemático de alcohol como el resultado de la interacción entre la personalidad del individuo y el contexto social en el que ha aprendido a beber.
Conclusión: Para una respuesta social eficaz y compasiva al consumo problemático de alcohol, el modelo de enfermedad del alcoholismo debería ser sustituido por una perspectiva de aprendizaje social.