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La siguiente lista comprende los diez tratados internacionales más importantes después de la Segunda Guerra Mundial. Estos tratados consisten en un acuerdo escrito, formal y vinculante, suscrito por actores del derecho internacional, que en la mayoría de los casos son Estados soberanos y organizaciones internacionales. Esta lista consiste en los tratados internacionales más cruciales e influyentes después de la Segunda Guerra Mundial, junto con una mayor comprensión de su propósito e importancia.

Al crear esta lista, pretendíamos mostrar aquí aquellos diez tratados internacionales que han tenido un impacto significativo en el curso del derecho internacional, y que han resultado en relaciones pacíficas y en un desarrollo positivo. La lista no refleja ninguna opinión política de los autores.

  1. Carta de las Naciones Unidas

La Carta de las Naciones Unidas se estableció como medio para salvar a las »generaciones venideras del flagelo de la guerra». Esto se debe al fracaso de la Sociedad de Naciones en el arbitraje de los conflictos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial. A partir de entonces, los aliados hicieron una propuesta ya en 1941 que establecía un nuevo organismo internacional para mantener la paz en el mundo de la posguerra. La idea de las Naciones Unidas comenzó a articularse en agosto de 1941, cuando el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill firmaron la Carta del Atlántico, que proponía un conjunto de principios para la colaboración internacional en el mantenimiento de la paz y la seguridad. El término se utilizó oficialmente por primera vez el 1 de enero de 1942, cuando los representantes de 26 naciones aliadas se reunieron en Washington D.C. y firmaron la Declaración de las Naciones Unidas, que respaldaba la Carta del Atlántico y presentaba los objetivos de guerra unidos de los aliados. Si avanzamos hasta el 25 de abril de 1945, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional se reunió en San Francisco con 50 naciones representadas. Tres meses después, durante los cuales Alemania se había rendido, los delegados adoptaron por unanimidad la Carta definitiva de las Naciones Unidas. El 26 de junio se firmó; la Carta, que constaba de un preámbulo y 19 capítulos divididos en 111 artículos, pedía a la ONU que mantuviera la paz y la seguridad internacionales, promoviera el progreso social y un mejor nivel de vida, reforzara el derecho internacional y promoviera la expansión de los derechos humanos. Los principales órganos de la ONU, según la Carta, eran: la Secretaría, la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, la Corte Internacional de Justicia y el Consejo de Administración Fiduciaria.

  1. La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas

El tratado fue adoptado el 18 de abril de 1961, por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Relaciones e Inmunidades Diplomáticas celebrada en Viena, Austria, y se aplicó por primera vez el 24 de abril de 1964. La Convención codifica las normas para el intercambio y el trato de los enviados entre los Estados, que han estado firmemente establecidas en el derecho consuetudinario durante cientos de años. Se ha convertido en una Convención adoptada casi universalmente, con 179 Estados que forman parte de ella. Este Convenio es fundamental para el desarrollo de las relaciones exteriores y garantiza que los diplomáticos puedan desempeñar sus funciones sin la amenaza de la influencia del gobierno anfitrión. Como se indica en el preámbulo de la Convención, las normas tienen por objeto facilitar el desarrollo de las relaciones amistosas entre las naciones, independientemente de sus diferentes sistemas constitucionales y sociales. La finalidad de estos privilegios e inmunidades no es beneficiar a los individuos, sino garantizar el desempeño eficaz de las funciones de las misiones diplomáticas. El Convenio exige que los diplomáticos obedezcan las leyes locales; sin embargo, la única sanción permitida por el Convenio, en ausencia de una renuncia a la inmunidad, es la expulsión. Esto evita el posible abuso por parte de las autoridades locales del poder del sistema de aplicación de la ley de un Estado. La reciprocidad también constituye una sanción efectiva para el cumplimiento de las normas del Convenio.

  1. Tratados de Paz de París

Los Tratados de Paz de París se firmaron el 10 de febrero de 1947 tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. La Conferencia de Paz de París duró desde el 29 de julio hasta el 15 de octubre de 1946. Las potencias aliadas vencedoras de la guerra (principalmente el Reino Unido, la Unión Soviética, Estados Unidos y Francia) negociaron los detalles de los tratados de paz con Italia, Rumanía, Hungría, Bulgaria y Finlandia. Los tratados permitieron a las potencias derrotadas del Eje reanudar sus responsabilidades como Estados soberanos en los asuntos internacionales y optar a ser miembros de las Naciones Unidas.

El acuerdo elaborado en los tratados de paz incluía el pago de reparaciones de guerra, el compromiso con los derechos de las minorías y ajustes territoriales que incluían el fin del imperio colonial italiano en África, Grecia y Albania, así como cambios en las fronteras italo-yugoslavas, húngaro-checoslovacas, soviético-rumanas, húngaro-rumanas, franco-italianas y soviético-finlandesas. Los tratados también obligaban a los distintos Estados a entregar a los acusados de crímenes de guerra a las potencias aliadas para que los juzgaran. Otro hecho histórico interesante es que la derrota de Hungría en la Segunda Guerra Mundial quedó sellada en un nuevo tratado de paz, que restableció las fronteras de Trianon, con una rectificación a favor de Checoslovaquia y la Unión Soviética. Impuso a Hungría una factura de reparaciones de 300 millones de dólares y limitó sus fuerzas armadas. La aplicación de las disposiciones del tratado debía ser supervisada por una fuerza de ocupación soviética, un gran contingente de la cual permaneció en el país hasta junio de 1991.

  1. Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH)

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948, fue el resultado de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial. Con el fin de esa guerra, y la creación de las Naciones Unidas, la comunidad internacional se comprometió a no permitir nunca más atrocidades como las de ese conflicto. Los líderes mundiales decidieron complementar la Carta de la ONU con una hoja de ruta que garantizara los derechos de todos los individuos en todo el mundo. El documento que consideraron, y que más tarde se convertiría en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se adoptó en la primera sesión de la Asamblea General en 1946. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es, por tanto, un documento que actúa como una hoja de ruta global para la libertad y la igualdad, protegiendo los derechos de cada individuo, en cualquier lugar. Fue la primera vez que los países se pusieron de acuerdo sobre las libertades y los derechos que merecen una protección universal para que cada individuo pueda vivir su vida libremente, en igualdad de condiciones y con dignidad. Los trabajos de la DUDH comenzaron en 1946, con un comité de redacción compuesto por representantes de una gran variedad de países, entre ellos Estados Unidos, Líbano y China. El comité de redacción se amplió posteriormente para incluir a representantes de Australia, Chile, Francia, la Unión Soviética y el Reino Unido, lo que permitió que el documento se beneficiara de las contribuciones de Estados de todas las regiones y de sus diversos contextos religiosos, políticos y culturales. El primer borrador de la Declaración se propuso en septiembre de 1948 y más de 50 Estados miembros participaron en la redacción final. Mediante su resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con la abstención de ocho naciones, pero sin disentir. El texto completo de la DUDH se redactó en menos de dos años. En un momento en que el mundo estaba dividido en bloques orientales y occidentales, encontrar un terreno común sobre lo que debía constituir la esencia del documento resultó ser una tarea colosal.

  1. Cuarta Convención de Ginebra

Mientras que las tres primeras convenciones se ocupaban de los combatientes, la Cuarta Convención de Ginebra fue la primera en ocuparse de la protección humanitaria de los civiles en una zona de guerra. El Convenio, adoptado en 1949, tiene en cuenta las experiencias de la Segunda Guerra Mundial. Contiene una parte bastante corta relativa a la protección general de las poblaciones contra ciertas consecuencias de la guerra (Parte II), dejando de lado el problema de la limitación del uso de las armas. La mayor parte del Convenio (Parte III – Artículos 27-141) establece las normas que rigen el estatuto y el trato de las personas protegidas; estas disposiciones distinguen entre la situación de los extranjeros en el territorio de una de las partes en conflicto y la de los civiles en el territorio ocupado. Por lo tanto, una característica única de los cuatro Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales reside en la responsabilidad colectiva de las partes. Las partes se han comprometido a poner en práctica dicha responsabilidad a través de un objetivo común en el que «respetar y hacer respetar el Convenio en todas las circunstancias». Subraya la naturaleza jurídica particular de los convenios, su universalidad y el valor esencial del cuerpo de derecho humanitario que incorporan.

  1. La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (Convención sobre el Genocidio)

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (Convención sobre el Genocidio) es un instrumento de derecho internacional que codificó por primera vez el delito de genocidio. La Convención sobre el Genocidio fue el primer tratado de derechos humanos adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948 y significó el compromiso de la comunidad internacional de «nunca más» tras las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial. Su adopción supuso un paso crucial hacia el desarrollo del derecho penal internacional y de los derechos humanos tal y como lo conocemos hoy en día. La definición del delito de genocidio, tal y como se recoge en la Convención, ha sido ampliamente adoptada tanto a nivel nacional como internacional, incluso en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) de 1998. Es importante destacar que la Convención establece para los Estados Partes la obligación de adoptar medidas para prevenir y castigar el delito de genocidio, incluso promulgando la legislación pertinente y castigando a los autores, «ya sean gobernantes constitucionalmente responsables, funcionarios públicos o particulares» (artículo IV). Esa obligación, además de la prohibición de cometer genocidio, se han considerado normas de derecho internacional consuetudinario y, por tanto, vinculantes para todos los Estados, hayan ratificado o no la Convención sobre el Genocidio.

  1. Convención para reducir los casos de apatridia (Convención de 1961)

La Convención para reducir los casos de apatridia fue adoptada el 30 de agosto de 1961 y entró en vigor el 13 de diciembre de 1975. Complementa la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 y fue el resultado de más de una década de negociaciones internacionales sobre cómo evitar la incidencia de la apatridia. Juntos, estos dos tratados constituyen la base del marco jurídico internacional para abordar la apatridia, un fenómeno que sigue afectando negativamente a la vida de millones de personas en todo el mundo. Aunque la Declaración Universal de Derechos Humanos confirma que toda persona tiene derecho a una nacionalidad, no establece la nacionalidad específica a la que tiene derecho una persona. Esta ausencia de normas claras puede dar lugar a la apatridia. Por ello, los Estados desarrollaron una serie de normas adicionales, que se adoptaron en 1961 en forma de la Convención para reducir los casos de apatridia («Convención de 1961»), en reconocimiento de la necesidad de una mayor cooperación y acuerdo internacional para prevenir y reducir la apatridia. Desde entonces, la Convención de 1961 es el principal instrumento internacional que establece normas para la concesión y la no retirada de la ciudadanía con el fin de evitar que se produzcan casos de apatridia.

  1. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)

El Pacto fue adoptado por la Asamblea General de la U.El Pacto fue adoptado por la Asamblea General de la ONU en 1966 y entró en vigor en 1976.

El PIDCP es un tratado internacional de derechos humanos clave, que proporciona una serie de protecciones para los derechos civiles y políticos. El PIDCP obliga a los países que han ratificado el tratado a proteger y preservar los derechos humanos básicos, como: el derecho a la vida y a la dignidad humana; la igualdad ante la ley; la libertad de expresión, reunión y asociación; la libertad religiosa y la intimidad; la ausencia de tortura, malos tratos y detención arbitraria; la igualdad de género; el derecho a un juicio justo; el derecho a la vida familiar y la unidad familiar; y los derechos de las minorías. El Pacto obliga a los gobiernos a tomar medidas administrativas, judiciales y legislativas para proteger los derechos consagrados en el tratado y proporcionar un recurso efectivo.

  1. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC)

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales es un tratado multilateral adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966. La Resolución 2200A (XXI) entró en vigor el 3 de enero de 1976. Compromete a sus partes a trabajar por la concesión de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) a los territorios no autónomos y en fideicomiso y a las personas, incluidos los derechos laborales y el derecho a la salud, el derecho a la educación y el derecho a un nivel de vida adecuado. En julio de 2020, el Pacto cuenta con 171 partes. El PIDESC (y su Protocolo Facultativo) forma parte de la Carta Internacional de Derechos Humanos, junto con la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), incluidos el primer y el segundo Protocolo Facultativo de este último.

  1. Pacto Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación (ICERD)

La ICERD es una Convención de las Naciones Unidas que fue adoptada y abierta a la firma por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 21 de diciembre de 1965, y entró en vigor el 4 de enero de 1969. Es un instrumento de derechos humanos de tercera generación, que compromete a sus miembros a eliminar la discriminación racial y a promover el entendimiento entre todas las razas. También exige a sus partes que prohíban la incitación al odio y que penalicen la pertenencia a organizaciones racistas. El Convenio incluye también un mecanismo de denuncia individual, que lo hace aplicable a sus partes. Esto ha llevado al desarrollo de una jurisprudencia limitada sobre la interpretación y aplicación del Convenio. La Declaración establece cuatro puntos principales:

I) Toda doctrina de diferenciación racial es socialmente injusta, peligrosa y no tiene justificación ni en la teoría ni en la práctica;

II) La discriminación racial viola los derechos humanos fundamentales, pone en peligro las relaciones de amistad entre los pueblos, la cooperación entre las naciones y la paz y la seguridad internacionales;

III) La discriminación racial perjudica no sólo a quienes son objeto de ella, sino también a quienes la practican;

IV) Una sociedad mundial libre de segregación y discriminación racial, factores que crean odio y división, es un objetivo fundamental de las Naciones Unidas.

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