La inflamación se produce cuando las células del sistema inmunitario que protegen de las infecciones y reparan las lesiones comienzan a atacar las arterias, los órganos y las articulaciones sanas.
La inflamación es un factor de varias afecciones crónicas, como las enfermedades cardíacas, la diabetes, la artritis reumatoide, la obesidad, el cáncer, la enfermedad de Alzheimer y varias enfermedades autoinmunes.
Una dieta antiinflamatoria puede influir significativamente en su salud y puede ayudar a prevenir las enfermedades relacionadas con la inflamación.
Los alimentos antiinflamatorios que pueden ayudar a reducir la inflamación incluyen:
- Grasas omega-3 (salmón, atún y nueces)
- Antioxidantes (boniatos, arándanos y espinacas)
- Probióticos (yogur, miso y chucrut)
- Fibra (alcachofa, frijoles negros y manzanas)
- Grasas trans
- Grasas saturadas
- Altos niveles de grasas omega-6 (aceite de maíz, aceite de semilla de uva y aceite de cacahuete)
Una dieta antiinflamatoria también limita los alimentos que promueven la inflamación, incluyendo:
La dieta mediterránea es un ejemplo de dieta antiinflamatoria, con su enfoque en las frutas, las verduras, el pescado y los cereales integrales, y los límites de las grasas no saludables, como la carne roja, la mantequilla y las yemas de huevo, así como los azúcares y carbohidratos procesados y refinados.