Una adolescente revela las secuelas de vender su virginidad por Internet

Alina Percea, de 18 años, necesitaba pagarse una carrera de informática.

Así que, quizá en un intento de demostrar lo importante que es la informática en la vida moderna, subastó su virginidad en una web alemana.

Sin embargo, a diferencia de Natalie Dylan, la estadounidense que dice haber conseguido ofertas de 3,7 millones de dólares por el privilegio de desvirgarla (aunque no parece que se haya firmado ni realizado ninguna escritura), Alina no atrajo ofertas en la misma región.

La mejor oferta que consiguió fue de 8.800 libras, es decir, algo más de 13.000 dólares.El postor, un hombre italiano de 45 años, llegó en el último momento doblando el precio principal.

Esto fue encantador por su parte, hasta el punto de que Alina ha decidido ahora revelar los detalles de cómo se cerró el trato.

Se emocionará al saber que, efectivamente, lo disfrutó. La llevaron en avión a Venecia para conocer su propuesta bastante decente.

El Daily Mail la citó describiendo sus primeras impresiones: «En la sala de llegadas, un hombre se acercó, sonrió, me entregó una caja de bombones y me dijo: ‘Bienvenido a Venecia’. Parecía mucho más joven de 45 años, bajito, pero bien vestido, con el pelo oscuro, ojos verdes y una sonrisa amable.»

CC Zoonabar/Flickr

Así que todo empezó, como deben ser los días memorables, con una agradable sorpresa. Alina admitió que esperaba un escenario tipo «Pretty Woman».

El hombre la llevó a ver un sitio en Venecia y no mencionó si era soltero, casado o simplemente un poco raro. Les había reservado un hotel de cinco estrellas para consumar la transacción.

En cuanto al acto en sí, bueno, Alina dice que tuvieron sexo sólo una vez (al fin y al cabo, él tenía 45 años) y, al parecer, desayunaron a la mañana siguiente «como cualquier otra pareja».

Oh, y para desayunar, Alina se tomó una píldora del día después.

Perdóname si no lo mencioné, el sexo sin protección era parte del trato. Por supuesto, el caballero tenía un certificado que demostraba que estaba libre de ETS.

Puedo dejaros con un último giro de una historia que ni Danielle Steel ni Mills and Boon ni Stephen King se habrían atrevido siquiera a esbozar?

Alina quiere volver a ver a su benefactor. Y le promete que si accede a verla, no le hará pagar. Creo que quiere decir «no por el sexo, al menos».

¿No es encantador cómo la web puede crear a veces las condiciones perfectas para que el romance tenga una oportunidad?

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