Las creencias arraigadas en el sistema de castas son poderosas: si se ve a un dalit tocando el agua potable pública, el agua se considera inmediatamente contaminada. Enfrentados a mucha discriminación y ostracismo, muchos dalits viven con grandes niveles de miedo e incertidumbre.
El sistema de castas tiene un fuerte control sobre la estructura social en India y Nepal. No hay fluidez ni capacidad para ascender del Varna que se te ha asignado. El sistema ha sido especialmente duro con los matrimonios entre castas: si una mujer brahmán se casa con un hombre sudra, sus hijos nacerán en la casta más baja. En este escenario, se culpa a la familia por no adherirse a las normas culturales, y la violencia mortal ha llegado a estallar en respuesta a los matrimonios entre castas.
Es evidente que el sistema de castas limita las oportunidades de determinados grupos y sólo perpetúa su vulnerabilidad. Debido a su historial de discriminación y trato desigual, los dalits tienen muchas más probabilidades de ser víctimas de la trata de personas.
Para que la injusticia de la trata de seres humanos llegue a su fin, tenemos que abordar las vulnerabilidades culturales que el sistema de castas impone a la población de Nepal y de la India.
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