Alotropía, la existencia de un elemento químico en dos o más formas, que pueden diferir en la disposición de los átomos en los sólidos cristalinos o en la aparición de moléculas que contienen diferente número de átomos. La existencia de diferentes formas cristalinas de un elemento es el mismo fenómeno que en el caso de los compuestos se denomina polimorfismo. Los alótropos pueden ser monotrópicos, en cuyo caso una de las formas es la más estable en todas las condiciones, o enantiotrópicos, en cuyo caso las diferentes formas son estables en diferentes condiciones y sufren transiciones reversibles de una a otra a temperaturas y presiones características.
Los elementos que presentan alotropía son el estaño, el carbono, el azufre, el fósforo y el oxígeno. El estaño y el azufre son enantiotrópicos: el primero existe en una forma gris, estable por debajo de 13,2° C, y una forma blanca, estable a temperaturas más altas; el azufre forma cristales rómbicos, estables por debajo de 95,5° C, y cristales monoclínicos, estables entre 95,5° C y el punto de fusión (119° C). El carbono, el fósforo y el oxígeno son monótropos; el grafito es más estable que el diamante, el fósforo rojo es más estable que el blanco y el oxígeno diatómico, de fórmula O2, es más estable que el oxígeno triatómico (ozono, O3) en todas las condiciones ordinarias.