Esclerosis múltiple y dolor

Resumen

¿Se produce dolor en la esclerosis múltiple (EM)?

En el pasado, no se consideraba el dolor como un síntoma de la esclerosis múltiple (EM). Mientras que los neurólogos aceptaban que el entumecimiento, el hormigueo, el picor y otros síntomas sensoriales se daban en el paciente con EM, a menudo no reconocían el dolor como parte del espectro de síntomas de la EM.

En los últimos años los médicos se han dado cuenta de que el dolor no sólo es posible como síntoma de la EM, sino que en algunos pacientes el dolor es un síntoma clave. Puede ser una de las principales causas de la reducción de la función, la disminución de la sensación de bienestar y un objetivo importante para el tratamiento. En algunos estudios, hasta una de cada cuatro personas con EM tiene un dolor continuo que afecta de alguna manera a su función.

Desde hace tiempo se ha demostrado que las variables psicosociales tienen un impacto significativo en la percepción del dolor y, a su vez, en la discapacidad debida al dolor.

Específicamente, la intensidad del dolor, el grado en que interfiere con las actividades, el grado en que perturba el estado de ánimo y la predicción de la cronicidad del dolor. La identificación de la presencia de estos posibles problemas comórbidos puede orientar una intervención temprana adecuada.

Hoy sabemos que la fisiopatología del dolor es compleja, con mensajes que se envían desde la periferia al cerebro, desde el cerebro hacia abajo y fuertemente influenciados por las emociones. El contexto, la catastrofización, la aceptación, la sensibilización central, la hiperalgesia inducida por opiáceos, las emociones, las expectativas de dolor futuro, la experiencia previa, la exposición repetida a estímulos dolorosos y la exposición pasada a traumas influyen en la percepción del dolor. El componente emocional del dolor o el sufrimiento soportado por los pacientes es igual de importante que el componente somatosensorial.

¿Qué tipo de dolor puede ocurrir con la esclerosis múltiple?

Hay una variedad de tipos de dolor que pueden ocurrir con la EM, incluyendo:

  • Neuralgia del trigémino: Hay un síndrome de dolor facial conocido como neuralgia del trigémino que es más común en personas con EM que en la población general. Se trata de un dolor agudo y punzante en un lado de la cara, normalmente en la mejilla. Puede ser muy intenso y durar unos segundos. Puede ocurrir muchas veces al día. Puede desencadenarse al tocar la cara, al sentir una brisa en la cara o incluso al masticar.

El tratamiento de la neuralgia del trigémino incluye medicamentos que alteran la función nerviosa, como carbamazepina, fenitoína, lamotrigina, Neurontin®, Lyrica®, etc. En ocasiones, pueden ser útiles los procedimientos quirúrgicos (por ejemplo, el uso de un catéter con balón para ejercer presión sobre el nervio y adormecerlo, o el calentamiento eléctrico del nervio). Algunos pacientes pueden beneficiarse de un haz de radiación focalizado dirigido al nervio.

  • Dolor ardiente en las extremidades: Un segundo tipo de dolor es un dolor ardiente que suele afectar a las piernas, pero que puede producirse en cualquier parte del cuerpo. Puede ser peor por la noche y suele ser constante. Puede haber sensibilidad al tacto y, a veces, la extremidad afectada se siente fría. Esto se debe probablemente a la alteración de las señales sensoriales a la médula espinal y al cerebro debido a la desmielinización.

Los medicamentos que se utilizan para tratar el dolor de las extremidades ardientes incluyen algunos antidepresivos como la nortryptilina, que son eficaces en el dolor nervioso, y algunos medicamentos anticonvulsivos como la carbamazepina, la gabapentina y otros. El clorhidrato de duloxetina ha sido aprobado para el dolor nervioso periférico y también puede utilizarse para el dolor relacionado con la EM. El tramadol puede ser útil para este tipo de dolor. En ocasiones, puede ser necesario utilizar analgésicos de acción prolongada. Las medidas físicas, como el ejercicio y los estiramientos, pueden ser útiles. Los parches de lidocaína pueden proporcionar alivio en las zonas más afectadas.

  • Dolor de cuello y espalda: Algunas personas con EM pueden experimentar dolor de cuello y espalda. Esto puede deberse a la inmovilidad, o al mismo tipo de desgaste que experimentan muchas personas sin EM. Este tipo de dolor suele ser una sensación de dolor y rigidez que puede ser moderadamente grave. En ocasiones, puede ser importante la realización de pruebas de imagen para descartar otras causas de dolor, como la enfermedad del disco lumbar. Los ensayos de medicamentos antiinflamatorios pueden ser beneficiosos. La terapia, los estiramientos, el aquasize y otras medidas físicas pueden ser útiles.
  • Otras fuentes de dolor: Por último, hay pacientes ocasionales que tienen una enfermedad de la cadera o del hombro relacionada con un tratamiento previo con esteroides. En ocasiones, el uso repetido de esteroides provoca una alteración del suministro de sangre a la articulación de la cadera o del hombro, y esto puede causar lesiones en la articulación. Las imágenes con rayos X o resonancia magnética pueden mostrar el daño si este es el caso. Si el daño es lo suficientemente grave, el paciente puede necesitar una cirugía de sustitución de la articulación. Dado que hay muchos otros trastornos que pueden causar dolor, es importante tener en cuenta otras fuentes de dolor y no limitarse a «culpar a la esclerosis múltiple».

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