No estoy seguro de cómo explicar lo horrible que ha sido mi salud mental últimamente. No estoy bien no parece lo suficientemente poderoso. No consigue transmitir el punto.
Tristeza no hace justicia a mis sentimientos. Tampoco frustrado. O perdido. El dolor es continuo e inexplicable. No tengo energía para buscar una frase mejor, para encontrar alguna forma mágica de hacer que los demás lo entiendan.
De todos modos, no hay nadie a quien decírselo. Sigo cogiendo el teléfono, desesperada por contactar con amigos, pero no hay nadie a quien enviar un mensaje. Hay gente que leerá mi mensaje y me ignorará sin molestarse en escribir una respuesta. Hay otras personas que van y vienen conmigo durante unos minutos, diciendo cosas genéricas como que he estado muy ocupada últimamente y que deberíamos ponernos al día pronto. Pero no hay nadie que me levante el ánimo. Nadie que se quede lo suficiente para que le cuente la verdad sobre lo que he estado pasando últimamente.
Siento que no le importo a nadie. Nadie quiere hablar conmigo. Nadie quiere salir conmigo. Cada día es una repetición del anterior porque no hay ningún lugar al que pueda ir, nada que pueda hacer.
Lo peor es que ni siquiera puedo expresar ese pensamiento porque en el momento en que menciono lo sola que me siento, hay gente que discute conmigo. Gente que dice que me quiere. Pero, ¿dónde están ahora mismo? ¿Dónde han estado los últimos días, semanas, meses? ¿Dónde está la prueba de que se preocupan? No encuentro ninguna.
Me siento sola.
Estoy sola.
Pero no puedo rendirme a este sentimiento. No puedo deprimirme por la casa mientras llevo la ropa de ayer. Tengo que detenerme para no caer en una espiral. Tengo que rescatarme a mí misma. Tengo que estar ahí para mí. Tengo que actuar como mi mejor amigo.
Puede que sienta que a nadie le importa – pero puedo cambiar eso. Puedo empezar a preocuparme por mí misma. Puedo salir de la cama. Puedo lavarme los dientes. Puedo ducharme. Puedo afrontar el día con la cabeza alta y la espalda recta.
En lugar de hacerme sentir mejor con clichés difíciles de creer sobre que en realidad nunca estoy sola y que hay mucha gente que me quiere, voy a hacerme sentir mejor diciendo que se jodan. No los necesito. No son esenciales para mi supervivencia. No vale la pena llorar por ellos. Al menos no durante un periodo de tiempo tan largo.
Tal vez un día me tropiece con un grupo de personas, o incluso con una sola persona, que me haga sentir menos sola. Tal vez se conviertan en mi nuevo hogar. Mi nuevo lugar de paz.
Pero hasta que llegue ese día, tengo que estar bien caminando por este mundo sola. Tengo que recordar que mi relación conmigo misma importa más que mi relación con cualquier otra persona.