Una condición extremadamente rara de la columna vertebral, en la que está presente una vértebra lumbar extra, fue descubierta recientemente en casi una quinta parte de los entierros en un antiguo cementerio peruano. ¿Podría esta afección genética heredada ser el resultado de la endogamia?
La investigación realizada en el Valle Moquegua de Río Muerto, un cementerio asociado a Tiwanaku y que data del 500-1100 d.C., fue presentada la semana pasada en la conferencia de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos por Sara K. Becker, de la Universidad de California en Riverside, y sus colegas. Encontraron 14 casos de sexta sacralización lumbar -tanto la presencia de un hueso extra en la parte baja de la espalda como la fusión de ese hueso con el sacro en la parte posterior de la pelvis-.
Aunque la anatomía humana normal incluye 7 vértebras cervicales, 12 torácicas y 5 lumbares, no es raro que haya un hueso extra, que falte un hueso en alguna parte de la columna vertebral o que haya una ligera diferencia en la disposición de las vértebras. Lo que suele ocurrir es un «desplazamiento» vertebral, como cuando la última vértebra lumbar se «sacraliza» y se fusiona, al menos parcialmente, con el sacro. Las fusiones irregulares como éstas pueden causar dolor una vez que la persona llega a la edad adulta.
Becker y sus colegas señalan que la presencia de una sexta vértebra lumbar es poco común – menos del 10% en los seres humanos contemporáneos, y se asocia con diferencias en los genes Hox, que controlan la organización a lo largo del eje cabeza-cola de un organismo. Tener tanto la presencia de una sexta vértebra lumbar como la sacralización de esa vértebra, escriben, es tan raro que no existe en la literatura clínica, excepto anecdóticamente.
En el cementerio de Río Muerto, los investigadores encontraron 14 individuos con esta rara condición. De esos 14, ocho eran probablemente hombres y cinco mujeres. Uno era un subadulto cuyo sexo no se pudo determinar. La edad al morir oscilaba entre los 12 y los 60 años.
Interesantemente, Becker y sus colegas encontraron que todos estos individuos fueron enterrados de manera similar al resto de la población, «lo que puede significar que la gente no se dio cuenta de que tenía esta condición.» Por otro lado, si sí conocían la condición, «puede que lo consideraran normal». Dado que la mayoría de las personas murieron en la edad adulta temprana, la mayoría probablemente no sufrió el dolor asociado a la sacralización de la vértebra.
Debido a la rareza de esta condición, Becker y sus colegas concluyen que «estas altas tasas de L6 con sacralización indican un grado de parentesco genético heredado entre estos 14 entierros.» Una de las formas en que las condiciones raras se vuelven prominentes en un grupo es, por supuesto, a través de la endogamia. Aunque Becker y sus colegas aún no saben si hubo endogamia, tampoco pueden descartar esa hipótesis.
Quizás lo más importante es que este rasgo puede facilitar a los arqueólogos la investigación de los patrones de migración en la zona. Un yacimiento cercano tiene una frecuencia de dos individuos de 31 con sexta sacralización lumbar, lo que, según escriben Becker y sus colegas, «podría indicar algún tipo de interrelación o mestizaje en la zona de Río Muerto, así como dentro de la región colonial más amplia.»
Los investigadores planean investigar este patrón de parentesco genético a través de análisis de ADN en el futuro.
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Como bioarqueólogo, examino habitualmente los esqueletos de poblaciones antiguas para conocer su salud, su dieta y su estilo de vida.